domingo, 3 de enero de 2010

El club de la pelea



Aunque generalmente soy pacífico, hay gente que me saca de mis casillas y emerge el espiritu del Dragón. Algunos casos:
1.Crying Freeman
De niño estudiaba un curso de verano de dibujo con varios niños y niñas. Uno de los niños era un pesado (en todo sentido) que se la agarró conmigo, fregaba por esto, fregaba por aquello, en fin que no me dejaba en paz. Pero un día ya me cargó demasiado, lo tenía al costado, hablando sus tonterías de siempre y yo exploté. Me le fuí encima, un par de combos en la cara y lo tumbé, y no contento con eso, seguí dándole en el piso. Hasta que el profe nos separa y... yo era el que estaba con los ojos llorosos, no sé si por la coléra o porque me dió pena pegarle al infeliz.
2.El Castigador
A los 16 años, hice un trabajo de grupo de una obra de teatro que teníamos que interpretar. Pero justo el pata que tenía que traer el trabajo se enfermó y se lo dió a un flaco con rulitos, Tolo, para que lo traiga. El problema fue que este conchudo no había hecho la tarea, tachó nuestros nombres, e hizo pasar como suyo el trabajo. Para colmo, el profe, que se llamaba Curitumay (alias ¨Chapulín¨) y era descendiente de un inca (inca...paz), no hizo nada y nosotros nos fregamos. Qué rabia, como comprenderán, tanta injusticia y sin el ¨Chapulín¨ que me defienda, así que decidí tomar la justicia en mis manos. En la formación reprendí a Tolo por ser tan abusador y éste se hizo "la loca". Entonces, en un arranque de furia animal, le dí su combazo en la cara y lo mandé al sucio piso (a donde pertenecía esta basura), a reflexionar por sus malas acciones. ¡Te lo merecías, maldito!
3.La Bestia
En la pre de Tecsup tenía unos 17 años, me salí del salón porque no había traído alguna separata, así que me quedé esperando en la sala. Por ahí estaba el tío (dizque) de discipina, alto (fácil su metro 80) y con cierta musculatura, que se tomaba su trabajo en serio y siempre iba con su cara de malo (pobre tarado). La cosa fue que el tío estaba hablando con una chica y yo, medio solapa, quise escurrirme porque me aburría esperar la salida sin hacer nada. El tío me ve y me grita: -¡no puedes salir! y el abusón me agarra del cuello y me hace entrar (también se quería lucir con la flaca). Yo entré todo malhumorado y en mi camino se me cruza un tacho de basura, que pateé sin pensar. Este salió volando por la sala, frente a la oficina del director, y yo seguí caminando al patio del fondo. Al momento el tío me viene a buscar para que arregle el basural que había causado, y yo le dí su combazo y lo tumbé... mentira, si hacía eso la bestia esa me mata, sólo me hice el indiferente, fuí a la salida, lo mandé a la M (mentalmente) y me fuí muy campante, como pavo real.

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