sábado, 20 de febrero de 2010

¡Qué tal carroceria!

Mi primer y, hasta ahora único, carro que he conducido ha sido el de mi papá, un Toyota Corolla rojo del 75 (aprox), que nos lo prestaba para practicar y sacar brevete, claro que él estaba de copiloto para que no matemos a alguien. Era emocionante cuando iba a toda velocidad por una avenida poco concurrida y oscura, con el peligro latente de que algo se cruze y sacarnos la "m". Para mí, lo más díficil era frenar el coche antes de cruzar una calle, arrancar de nuevo , meter embrague, cambio de velocidad, y así... pero es cuestión de práctica.
Este Toyota Corolla tuvo toda una historia. Para empezar, éste era de mi tío paterno Manu, quien se lo vendió a mi papá, quien luego de años de servicio se vió en la necesidad de venderlo a un conocido suyo. Lo feo vino años después, cuando buscaron a mi tío por haber participado, supuestamente, en un asalto a un general, pero lo que pasaba era que el Toyota estaba registrado a nombre de mi tío, y mi papá o el nuevo dueño nunca cambiaron la tarjeta de propiedad, así que, los asaltantes que robaron y usaron el carro para el atraco, implicaron a mi tío "sin querer". Hay que felicitar la eficiencia y el rápido accionar de la policía del Perú (pero sólo cuando le roban a alguien importante, claro).

No hay comentarios:

Publicar un comentario