Tenía 11 años y cursaba el sexto grado de primaria en el San Luis Gonzaga, que era un colegio mixto pero que tenía muy pocas mujeres (menos del 10%), por tanto las féminas simpáticas no abundaban, y menos en mi salón. Si recuerdo a las niñas de la otra sección: una rubiecita de apellido Nieves y a una gemela (que tenía un gemelo), a quién llamaré Ginny, por su gran parecido con el personaje de Harry Potter, Ginny Weasley. Ella era una pequeña flor de apariencia delicada, tímida, muy pálida, pecosita y de cabello rojizo y lacio, y alrededor de quien gira esta historia.
Era un día de colegio especial, pues todos los de sexto año ibamos a ir de paseo a la Huacachina, una laguna a las afueras de la ciudad. Esta tiene la leyenda de que en sus aguas vive una linda sirena, que le ¨jala la pata¨a aquellos hombres que se atreven a nadar en ella. Al llegar, los niños fueron los primeros en saltar a la arena, otros se animaban a subir las dunas y los más calurosos se metían al agua de la laguna. En eso la ví a Ginny de lo más animada y sonriendo -la primera vez que la veía sonreir- mientra jugueteaba por la arena con las demás chicas. Luego se animaban a entrar al agua, al principio sólo se mojaban los pies, luego se salpicaban un poco y finalmente la cosa degeneró en un carnaval, con el agua corriendo por todos lados. Yo estaba aburrido, tirado por la arena al borde de la laguna, mirando a los zonzos mojándose, y riéndome maliciosamente, pues nadie había traído toalla, jejeje. Pero callé de repente, ¿qué era aquello? ¿era la sirena de Huacachina en persona...? Si, era ella encarnada en la pecosita Ginny, mojada de pies a cabeza, el pelo totalmente húmedo y sin sujetador.. !!diablos¡¡ y como su camisa era blanca se le veía hasta el alma, como es de suponer casi me muero, era lo que se dice mi primera experiencia del tipo ¨voyeur accidental¨... y me gustó.
¿Y qué hice luego? pues seguí mirando a la linda sirenita varada...
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