La primera
Mi profesora de nido, Lelis, era tan dulce y bonita que me enamoré de ella, era una sensación especial para un niño, ver a una señora grandota, hablándote dulcemente, con una sonrisa angelical y enseñándote a hacer garabatos. Era ella como una segunda mamá, hasta me convenció de hacer el ridículo, haciendo el papel de un enano llorón en la obra "Blancanieves".
Mi profesora de nido, Lelis, era tan dulce y bonita que me enamoré de ella, era una sensación especial para un niño, ver a una señora grandota, hablándote dulcemente, con una sonrisa angelical y enseñándote a hacer garabatos. Era ella como una segunda mamá, hasta me convenció de hacer el ridículo, haciendo el papel de un enano llorón en la obra "Blancanieves".
Muchos años después, la encontré en la calle, cuando compraba útiles para el colegio con mi mamá, la verdad que no la reconocí, pues estaba muy cambiada, yo era el grandote ahora, pues a ella la ví chiquita, triste y sola, ya no quedaba nada de la angelical señorita del nido de la que me enamoré en mis años de infante.
Veinte de nota
En primer año de primaria, ingresé al colegio 'Mori' , y me enseñaba la señorita Rosario "charito", que era la hija del director y muy buena enseñando, pues sacaba puros 20. Pero no fue sino hasta que pasé al segundo año que empezé a verla "con otros ojos", pues aprecié sus otros atributos, su linda carita achinada y su exhuberante figura, que apreciaba mucho mejor cuando se ponía el buzo para educación física. Como si no bastara, en el salón de tercer año, estaba una profesora rubia, hermosa y alta, una diosa, que me hizo tener mis primeras fantasias, tal vez algo incompatibles con mi edad. Un 20 para ellas.
La practicante
La primaria en el colegio San Luis, no destacaba por tener profesores del género femenino y menos profesores jóvenes, al contrario todos eran experimentados, la mayoría hombres y tenían afición a "el reglazo" o "la correa". Para dicha nuestra, un día, al director se le ocurrió poner señoritas practicantes en algunas aula, y ¡¡qué diferencia!!, a quién le importaba si la señorita era buena enseñando matemática, cuando era tan simpática. Era otro ambiente en el salón, la "miss" captaba la atención del alumnado, además que ella no usaba correa u otro castigo físico (aunque no me hubiese importado jeje).
Veinte de nota
En primer año de primaria, ingresé al colegio 'Mori' , y me enseñaba la señorita Rosario "charito", que era la hija del director y muy buena enseñando, pues sacaba puros 20. Pero no fue sino hasta que pasé al segundo año que empezé a verla "con otros ojos", pues aprecié sus otros atributos, su linda carita achinada y su exhuberante figura, que apreciaba mucho mejor cuando se ponía el buzo para educación física. Como si no bastara, en el salón de tercer año, estaba una profesora rubia, hermosa y alta, una diosa, que me hizo tener mis primeras fantasias, tal vez algo incompatibles con mi edad. Un 20 para ellas.
La practicante
La primaria en el colegio San Luis, no destacaba por tener profesores del género femenino y menos profesores jóvenes, al contrario todos eran experimentados, la mayoría hombres y tenían afición a "el reglazo" o "la correa". Para dicha nuestra, un día, al director se le ocurrió poner señoritas practicantes en algunas aula, y ¡¡qué diferencia!!, a quién le importaba si la señorita era buena enseñando matemática, cuando era tan simpática. Era otro ambiente en el salón, la "miss" captaba la atención del alumnado, además que ella no usaba correa u otro castigo físico (aunque no me hubiese importado jeje).
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